lunes, agosto 24, 2015

¡CUANTA NEGRURA!

¡CUÁNTA NEGRURA!

Crónico pesimista, mi figura
puede causar espanto,
se refleja en mis ojos la amargura
con ojeras de llanto.
Pienso que no hallarán ni sepultura
cuando quieran llevarme al camposanto.

Paseo con paraguas y sombrero,
llevo mi desencanto,
de mi ánimo siempre compañero,
me cubro con su manto.
Solo me alegra la voz del jilguero,
la melodía enroscada en su canto.

Al regresar, de nuevo la tortura
que me atosiga tanto
de ese futuro incierto y agorero.
Ser muerto que supura,
imagino, sometido al quebranto
del buitre con su pico carroñero.

2 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Un Lazarillo alirado perfecto, con un tema que a tantos preocupa.
Gracias por publicarlo en su blog amigo poeta.
Un saludo.
Sor. Cecilia

Maramin dijo...

Celebro le haya complacido el uso que he dado a su estructura en este poema.
Un cordial saludo...Maramín