YO CANTO
Lo que vale la canción
del mendigo es poca cosa,
en cambio es muy onerosa
la del divo farolón.
Yo canto por afición
aunque mucho desentono
mas como nada ambiciono
no me importa lo que digan,
los que quieran que me sigan
si gusto les proporciono.
Cada paso errado es mío
de un sacrificio producto,
así pues es mi usufructo
sólo atado a mi albedrío.
Asumo mi señorío
sin quejas y los senderos
recorro con mis boleros
cantados con alegría
para que la dicha mía
llegue hasta los compañeros.