UNA CITA A CIEGAS
¿Quién podría creerme?¡Ni yo mismo lo creo!
Tomé una cita a ciegas un poco en cachondeo.
No soy un gran galán, tampoco un Valentino
y en mi conversación a cautivar no atino.
Mas ocurrió el milagro, quizás fuera el destino,
la que llegó a la cita fue un ángel femenino.
Morena, ardientes ojos,sonrisa luminosa,
rostro sin maquillajes, una figura hermosa.
Mi corazón flechado quedó, no fantaseo
y a ella convenció Cupido celestino
formando entre los dos armonía amorosa.
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