EN EL DÍA DEL NIÑO
Mi corazón se entristece, yo quisiera
cantar en este día, festejar la niñez
mas no siento alegría verdadera,
mi mirada se vuelve lastimera
al ver a tantos niños con hambre y desnudez.
Hipócrita sería
loar sus existencias en un mundo infeliz,
por ellas lloraría.
Sí, muchos son los niños bien amados,
crecen en buen ambiente, disfrutan, son felices,
por padres y familia agasajados.
No precisan en días señalados
percibir en mis cantos los amargos matices.
Son muchos más los niños
nacidos en miseria que no pueden paliar
sus madres con cariños.
Desde el primer momento el sufrimiento
de duras condiciones para sobrevivir,
sin fuerzas para el lloro ni el lamento
deben acostumbrarse al cruel tormento
de pasar hambre y trabajos resistir.
Aquellos que no mueran
de hambre o enfermedad en sus primeros años
la esclavitud esperan.
Los varones trabajos infernales
o con suerte llevados a morir en las guerras
continuas en los ámbitos tribales
por derechos, tal vez territoriales
o ganarse riquezas ocultas en las tierras.
Las niñas despreciadas,
los más viles trabajos deberán padecer,
pronto será violadas.
¿Cómo he de festejar en este día
dedicado a los niños si no tengo esperanzas
de ver que en todo el mundo la alegría
disfruta la niñez cual debería?
¡Ruego a Dios que equilibre el peso en las balanzas!